miércoles, 7 de abril de 2010

SELENIA

Lo primero que se debe decir sobre Selenia es que es una ciudad hermosa, viva y alegre. Es como aquella primera novia, el primer amor de nuestra vida que nunca vamos a olvidar y con la cual pasamos momentos hermosos y eternos, porque son la primera experiencia y en general esto se te queda grabado en el cerebro para toda tu vida. Una vez que visitas este maravilloso lugar llamado Selenia, no te querés ir más. El cariño de su gente, lo bello de sus verdes paisajes, la arquitectura moderna pero no exagerada donde viven familias numerosas con perros y gatitos, gallinas y conejos, canarios y tortugas, los caminos perfectos, con una tierra lisa y llana y bien cuidada como si fueran expertos agricultores esperando ser recorridos.

La primera (y única) vez que fui allí fue por casualidad, aunque no creo en las casualidades (más bien todo lo contrario), creo en que todo pasa por algo y paso a contarles la historia.

Yo estaba navegando, como acostumbraba, por el Río cuando de repente el cielo se puso negro, como si estuviera por abrirse un gran hoyo negro y succionara todo a su paso, comenzaron a sentirse truenos y a iluminarse aquel oscuro firmamento con temibles rayos acompañados por estruendos que podrían haber dejado sordos a más de uno y de una fuerte lluvia seguida de granizo, granizo que parecían piedras arrojadas con furia por alguien, como cuando sos un niño y querés experimentar tirándole con piedras a las latas para medir tu fuerza y demostrar que sos más que los demás niños de tu edad. Todo eso completó mi mala suerte, nunca antes me había ocurrido algo así, por eso ni mi barco ni yo estábamos preparados para semejante recibimiento de la madre naturaleza.

Lo siguiente que recuerdo es despertarme en una pequeña habitación, acostado en una confortable cama mirando hacia arriba. Cuando di vuelta mi cara hacia la derecha vi una mesita de luz con un velador y un retrato de cinco personas, que más tarde supe que era la familia dueña de la casa y salvadora de mi vida. La habitación estaba callada pero se respiraba un aire limpio y puro, nada que ver al que se respira en Capital Federal. Giré mi cara hacia la izquierda y vi a una persona de espaldas que aparentemente buscaba algo en una gran mesada. Al darse vuelta esta persona vi en su rostro una serenidad y amabilidad nunca vista antes por mí, a pesar de ser un hombre de viajes, de grandes viajes por el mundo. Sus pequeños ojos transmitían tranquilidad y calma, eran verdes, un verde transparente capaz de enamorar a cualquiera que los mirara, que sea capaz de mirarlos con detenimiento, porque esos ojos no eran ojos cualquiera, había algo que los hacía especiales y no era fácil mirarlos por mucho tiempo sin que se te nuble la vista y tengas que cambiar el punto de visa o el enfoque. Una nariz diminuta, casi imperceptible si esto es posible, una boca que al verme me sonrieron y se movieron pronunciando una frase que no escuché, mejor dicho que no presté atención porque estaba metido en mi cabeza, en mis pensamientos mas profundos que ahora mismo estoy relatando. La mujer habló de nuevo y esta vez tuvo toda mi atención.


-Por fin despiertas. –dijo alegre y acercándose hacia mi que seguía inmóvil en la cama.

-¿Qué pasó? ¿Qué me pasó? ¿Dónde estoy? –fue lo primero que cualquiera diría en mi situación, que cualquiera diría cuando se despierta en un lugar que no conocés y donde nada te parece familiar y sobre todo que no sabes que te pasó.

-Tranquilo, no temas. Te encontramos en la orilla del Río, tirado en la arena, y más lejos encontramos a tu barco casi totalmente destruido. –me contó mientras me ponía unas gasas en mi pierna derecha donde vi que tenía muy lastimado, pero increíblemente sus manos suaves hacían que el dolor desapareciera. –Estas muy lastimado y en varias partes. –me dijo.

-Muchas gracias. No sabes cuanto te agradezco.

-Así somos en Selenia. –dijo y su risa mostró una dentadura perfecta y blanca junto con unos labios carnosos pero no tanto, “el punto justo” siempre me decía un amigo.

-¿Selenia? Nunca escuché ese nombre y yo soy un gran viajero.

-Nadie nunca ah escuchado. –creo que me dijo, porque yo tenía mucho sueño, estaba muy cansado y no escuchaba del todo bien. Pero ahora puedo asegurar que lo que escuché fue lo correcto. A causa de esto mi reacción no fue la de un ser humano normal que le dicen semejante cosa.

-Eso es raro. Muchas gracias nuevamente, pero debería volver a casa.

-Aún no puedes. Tienes muchas lesiones te dije y tu barco no está terminado. Mi familia se está ocupando de eso y yo de ti. -Al decirme eso sentí un escalofrío, el que se siente cuando la mano de tu ser amado roza tu cuerpo por primera vez. Luego me dormí profundamente.

Pasaron varios días hasta que pude caminar, aunque con dificultad y salí afuera. Veo que varios hombres trabajan en mi barco, algunos desde abajo, otros en su interior, al menos alcance a contar veinte hombres, hombres que no me conocían, que ni siquiera habían hablado conmigo y así y todo me estaban ayudando, sin saber nada sobre mí, bien podría ser algún demente o algún ladrón que va viajando de ciudad en ciudad robando en su gran barco, pero a ellos no les importaba, confiaban en sus instintos y era amables por naturaleza.

-En unos días podrás irte. –me dijo ella mientras regaba las flores de su gran jardín, porque en allí cada casa tiene su jardín bien cuidado que hacen a esta ciudad tan bella y armoniosa. El sol le daba en la cara proyectando una hermosa sombra en el piso sobre sus espaldas, parecía como si la sombra fuera a tomar vida e ir al cielo. Ella en ese momento parecía un ángel, un ángel que apareció en mi vida para salvarme de la muerte en aquel Río.

-No tengo palabras para demostrar mi gratitud. Quizás algún día tú y tu familia podrían ir a visitarme a mí casa así los agasajo para agradecerles todas las molestias y les pago los gastos ocasionados en el arreglo de mi barco.

-Me temo que eso no será posible. –me dijo sonriéndome como siempre lo hacía.

-¿Por qué no? –pregunte asombrado.

-Algún día lo sabrás, pronto. –me dijo y se dio vuelta mirando a sus flores y prosiguió regándolas porque mientras hablábamos, había dejado de regarlas.

En ese momento no me di cuenta lo que significaban esas palabras.

Pasaron varios días y aquella familia me trató como a un integrante más de ellos. Ricas y abundantes comidas, juegos triviales y divertidos, caminatas por el Río y visitas al centro de la ciudad se sucedieron día tras día. Me hicieron sentir tan bien, que yo me acostumbré y me sentí mejor que en mi propia casa, estaba en esta perfecta ciudad llena de colores disfrutando de un rico desayuno cuando viene ella y me dice:

-Tu barco está listo.

-¿Tan rápido?

-Pasó un mes. Nos hubiese gustado haberlo terminado antes pero hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance para terminarlo lo antes posible.

-Como pasó el tiempo. Me parece que fue ayer cuando me desperté en tu cama.

-Acá el tiempo no importa, pasa más rápido que en otro lado, pero eso es porque se nos pierde la noción del mismo.

-Creo que eso sucede en todas las hermosas ciudades como Selenia. –en el fondo yo sabía que esa era la ciudad mas hermosa de todas las que yo había conocido, que eran muchas, y que el tiempo realmente no importaba cuando se estaba tan cómodo.

Esa misma tardé, a pesar de mis ganas e insistencia de querer quedarme, partí de Selenia luego de una merienda con toda la familia y de abrazar y agradecer a cada uno, en especial a ella, a mi ángel que me cuidó durante un mes. Al abrazarla sentí una fuerte emoción y ella besó mis labios y me dijo:

-Nunca me voy a olvidar de vos. Te voy a visitar en tus sueños.

-Eso espero. –le dije con los ojos llorosos. Vi que sus ojos también brillaban. Estaba más hermosa que nunca.

Me acompañaron hasta mi barco y se quedaron saludándome desde la arena mientras yo subía y preparaba todo para partir. Al arrancar el barco miré hacia atrás para poder divisar la ciudad y saludar a la familia, pero no había nada de nadie, sólo montañas y lagunas, hermosas por cierto, con aguas cristalinas. Sólo vi una luz por arriba de una de las montañas que se prendió y apagó varias veces hasta que parpadeó por última vez y se disolvió en la nada como una estrella fugaz: -Es ella. –pensé para mi interior. Mi asombro fue tal que no dije nada a nadie.

No sé si todo esto fue un sueño o si ese mágico lugar existió o si existe aún, porque al llegar a mi casa busqué en la computadora información sobre Selenia y no encontré nada. Sólo sé que fue lo más hermoso que me pasó en mi vida y algo más, ella me visita todos los días en mis sueños y es tan real que no sé cuando estoy dormido y cuando despierto.

2 comentarios:

  1. -Nadie nunca ah escuchado.

    es "ha" no "ah"

    te faltó la descripción de la otra ciudad rara, ahhh te tengo que contar algo che! cuando te cuente capaz te traumás (?) JAJA no creo, pero bueno, si te veo conectado te cuento, se me habia pasado contarte.
    ¡Te salvaste! es lo único que te diré.

    "No sé si todo esto fue un sueño o si ese mágico lugar existió o si existe aún, porque al llegar a mi casa busqué en la computadora información sobre Selenia y no encontré nada. Sólo sé que fue lo más hermoso que me pasó en mi vida y algo más, ella me visita todos los días en mis sueños y es tan real que no sé cuando estoy dormido y cuando despierto"

    ¿Selenia no será un porro?(?)

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  2. Alvi, al fin me puse a tiro¿?
    Espero que no sigas enojado; ni te debés acordar por qué jajaja.
    Me gustó éste. Me faltan algunos igual. Seguiré leyendo 8)

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